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EL TEATRO TRADICIONAL DE INDIA - Múltiples Corrientes
Por Dra. Kapila Vatsyayan
EL ANKIA-NATA Y EL BHAONA
Parte I
El Estado indio de Assam ha contribuido de manera significativa a la literacidad y a las tradiciones teatrales del Norte y del Este del periodo medieval. Los años de formación de lenguas como el asamés, el avadhi, el gujarati, el marathi, el oriya y el bengalí han tenido mucho en común, no sólo lingüísticamente, sino también en cuanto a los temas de literacidad y la forma y el contenido dramáticos.
En el contexto del Ramlila y el Raslila observaremos un fenómeno similar, a saber, que aunque estas formas florecieron principalmente en la zona ahora conocida como Uttar Pradesh, fueron en no poca medida el resultado de muchas influencias que habían viajado desde regiones fuera de Avadha, Vrindavan y Mathura. De nuevo, aunque estas formas son medievales en un nivel, ya que todas pertenecen a los siglos XVI y XVII, sus fuentes de inspiración, así como su contenido temático, proceden en gran medida de la literatura sánscrita, especialmente de las epopeyas y los Puranas.
La historia de las artes teatrales de Assam, en particular la de su teatro vishnuita que gira en torno a la institución de los "Sattra" (monasterios), es un florecimiento paralelo que indica procesos culturales similares en funcionamiento, tanto en el tiempo como en el espacio. Aunque las tradiciones contemporáneas de música, danza, danza-teatro y teatro de Assam se remontan principalmente a la poderosa personalidad de Shankaradeva (1449-1568), tienen vínculos vitales con los desarrollos literarios y artísticos que le precedieron en algunos siglos. De nuevo, aunque el Ankia-nata o el Bhaona es una forma distintiva de Assam, tiene afinidades con formas teatrales no sólo de zonas adyacentes como Bengala y Orissa, sino también con las de lugares distantes como Vrindavan y Mathura e incluso Andhra.
Como en el caso de la evolución de los idiomas malayalam, kannada, telegu y tamil en el Sur y el consiguiente florecimiento de las formas teatrales propias de esa región, el desarrollo del idioma asamés también ilustra un proceso de asimilación de muchas influencias, algunas ajenas a Assam y otras regionales e indígenas. También, como en otros lugares, hay aquí una fusión de elementos de la convención teatral sánscrita y de las tradiciones locales autóctonas. Hay dos corrientes paralelas que encarnan múltiples movimientos en el tiempo.
Para comprender el teatro vishnuita de Assam, hay que fijarse en la rica y variada historia cultural del país, en el desarrollo de la lengua asamesa y en las numerosas conexiones de la región con los movimientos aliados de otras partes de la India.
La historia de Assam es compleja y fascinante. Durante siglos, ha habido olas y olas de influencias culturales que han llegado de diversas regiones. Algunos focos han permanecido aislados y pueden datarse con precisión. Otros se han superpuesto dando lugar a nuevos y frescos desarrollos.
Al igual que en la adyacente Manipur, aquí también la población se compone de comunidades tribales, rurales y urbanas. Todos han interactuado entre sí a pesar del aparente aislamiento de las tribus de las colinas respecto a las que viven en el valle. Además, a pesar de la clara demarcación entre las culturas previshnuita y vishnuita, hay muchas superposiciones y líneas de continuidad y ninguna ruptura total.
Desde los primeros tiempos, Assam ha sido un punto de encuentro de muchos elementos raciales, étnicos, lingüísticos y culturales, no sólo de la India sino también de otras partes de Asia. Sus primeros habitantes son los nishadhas y los kiratas mencionados en las epopeyas y los Puranas. En otros lugares, también se les ha descrito como mlecchas y asuras. Las primeras referencias epigráficas a antiguo estado de Kamarupa se remontan al siglo V (inscripción de Allahabad del Emperador Samudragupta (335-375)) y en el Kalika Purana, del siglo X d.C., se encuentra una vívida descripción de la región llamada Pragjyotishapura o Kamarupa. Los khasis y los sinetagas, según algunos estudiosos, son quizás descendientes de estos primeros habitantes. La región sufrió entonces oleadas de invasiones indochinas a través de los ríos Brahmaputra, Chindwin e Iravati. Muchas de estas tribus ocuparon las colinas de Garo y las de Tippera; otras llegaron hasta las tierras altas de Kachar del Norte, pero no llegaron a dominar la zona que hoy se conoce como las colinas Khasi y Jaintia. Se extendieron por las colinas Naga y algunas partes de Manipur. De estas razas tibeto-birmanas, que hicieron de Assam su hogar, la más grande e importante fue la tribu Bodo. En la actualidad existen muchos subgrupos de esta tribu, siendo los dos más importantes los kacharis y los dimachas. Los Bodo han dejado un profundo impacto en la cultura de Assam y muchos nombres de ríos y lugares son de origen Bodo. Con el tiempo, los Ahoms, una tribu de raza Tai o Shan, llegaron en el siglo XIII desde Yunan (sur de China. No confundir con la provincia china de Yunnan) a través de Birmania (Myanmar).
Simultáneamente, los arios también penetraron en la tierra. Los escritores del Ramayana y el Mahabharata conocían Assam. Las referencias literarias son claras. También en las primeras inscripciones, que datan de los siglos V y VI, se habla de concesiones especiales de tierras para la promoción del aprendizaje y la erudición védica.
La situación geográfica de Assam y del río Brahmaputra, en particular, facilitó esta movilidad e interacción no sólo en materia de comercio, sino también en el ámbito de la cultura. Cada ola sucesiva trajo consigo un nuevo elemento que con el tiempo fue asimilado.
Estos desarrollos condujeron a la aparición, en el siglo VII, de la lengua asamesa. Aunque deriva directamente del sánscrito, incorpora muchos rasgos fonológicos y morfológicos de las tribus Mon-Khmer, Sino-Tibetana y Tai o Mon. El entorno multirracial en el que se desarrolló la lengua explica sus peculiaridades fonológicas. Lo que es cierto para la lengua también lo es para la literatura y las demás artes, en particular las artes escénicas.
Algunos lingüistas han intentado relacionar el asamés con el prakrit oriental, pensando que es un descendiente directo del magadhi. En efecto, el prachya apabhraransha es el progenitor común del oriya, el bengalí y el asamés. También dio lugar a otra lengua conocida como dashabhasa o simplemente bhasha, que algunos consideran precursora del avadhi, el braj, el rajasthani, el gujarati y otras lenguas. Estos factores lingüísticos son importantes y pertinentes a la hora de estudiar el desarrollo de las formas teatrales en diferentes partes de la India. Las afinidades lingüísticas suelen dar una pista sobre la movilidad entre las distintas regiones indias y el teatro es un potente medio de esta comunicación interregional.
Así, a pesar de su identidad distintiva, el asamés se convirtió en el siglo VIII en un miembro de una familia más amplia de lengua y literatura. Su parecido con otros miembros de la familia era inconfundible. De hecho, es este factor el que a menudo ha llevado a los historiadores y críticos literarios de determinadas regiones a reclamar la ascendencia exclusiva de algunos géneros de creación artística. Un ejemplo es la controversia sobre si los cantos y aforismos conocidos como Charyas y Dohas, compuestos por los Siddhacharyas budistas (poetas del Siddhacharya -colección de poemas místicos) entre los siglos VIII y XII, pertenecen al bengalí temprano o al asamés. Del mismo modo, Mirabai (santo del s. XVI) es reivindicada tanto por el hindi moderno como por el gujarati. En el contexto de las artes escénicas, especialmente las que se apoyan en la palabra literaria, el patrón se repite. A veces puede resultar difícil aceptar las reivindicaciones exclusivas de los protagonistas de determinadas lenguas para algunas obras escritas en esos años de formación de las lenguas regionales.
Como ya se ha dicho, el asamés comparte muchas características con el bengalí, el oriya, el maratí y el rajastaní. Además, el movimiento vishnuita dio un semblante casi pan-indio a algunos de estos desarrollos: la lengua poética llamada brajabauli fue el medio de este movimiento y los poetas vishnuitas de Assam, Bengala, Mithila y Vraj escribieron en ella.
El Ankia-nata de Assam, aunque es un desarrollo muy posterior, formaba parte de esa categoría de composiciones que tenían esta dimensión extrarregional a la que acabamos de referirnos. Por sorprendente que parezca, la investigación contemporánea ha rastreado los inicios del hindi hasta el Ankia-nata y otras formas teatrales de Assam.
El periodo comprendido entre los siglos XIII y XVI fue de gran agitación y confusión. Sucesivas invasiones, guerras y batallas sacudieron los cimientos de los reinos existentes y dieron lugar a la creación de muchos pequeños principados. A pesar de estos acontecimientos políticos y de los estragos que causaron, los inicios de la literatura asamesa pueden remontarse a este periodo. Harivaravipra, poeta de la corte de Durlabhanarayana, recreó el Ashvamedha Parva del Mahabharata en asamés y lo siguió con Bhabhrvahana Yudha y Lava Kusher Yudha. Los temas originales en sánscrito no eran más que un punto de partida para que el poeta introdujera muchas innovaciones y nuevos elementos de alto estilo dramático. Hema Saraswati, contemporáneo de Harivaravipra en el siglo XIII, se basó en el Vamana Purana para escribir su Prahlada Charita. No sólo se basó en el Purana para su material, sino que también recurrió libremente a las leyendas y el folclore locales. La misma tendencia se observa en su siguiente obra, Hara Gauri Samvada. Le siguieron otros poetas y escritores; la mayoría utilizó el Mahabharata como fuente principal.
El rey kachari Mahamanikya alentó a muchos poetas previshnuitas, entre los que destaca Madhava Kandali, que tradujo el Ramayana al asamés. A diferencia de sus predecesores inmediatos, aunque utilizó muchas expresiones coloquiales, en el contenido temático se ciñó más al Ramayana original. Hay que señalar que esta traducción del siglo XIV precedió a las versiones del Ramayana en hindi, bengalí y oriya en casi ciento cincuenta años.
La lectura de estas obras nos habla de la profunda influencia de las epopeyas sánscritas en la mayoría de los escritores, pero también nos convencen de los inicios de un estilo literario regional distintivo lleno de color local. Madhava Kandali fue posiblemente el autor también de Devaji, una composición poética sobre Krishna y otras encarnaciones de Vishnu. Cuando Shankaradeva entró en escena mucho más tarde, se vio profundamente influenciado por la escritura de Madhava Kandali y se pueden encontrar ecos de la obra de este último en los dramas de Shakaradeva. En los siglos XV y XVI aparecieron otros poetas, escritores y dramaturgos que no sólo se basaron en el Ramayana, sino que también utilizaron un potente material profundamente arraigado en la cultura regional. Uno de esos temas importantes giraba en torno a la diosa Manasa y dio lugar a una forma particular de poema narrativo. Entre los que siguieron inspirándose en el Ramayana está Durgavara, autor del Giti Ramayana, que introdujo por primera vez la convención de cantar los versos. Esta evolución coincidió con la adopción, en otras partes de la India, de una convención similar de cantar los versos de un texto.
Es en el contexto de esta evolución histórica y literaria donde debemos entender el meteórico ascenso de Shakaradeva en el siglo XVI y su singular contribución como reformador social, poeta, músico, dramaturgo y director de teatro. Entró en escena también cuando los pequeños principados se habían reorganizado para constituir sólo dos reinos, los de los Kacharas y los Ahoms. Vishva Simha fue un gran gobernante de los Kacharas y le sucedió un ilustre hijo, Naranarayana, que fue contemporáneo del Emperador Akbar. También entre los Ahom se produjeron cambios importantes. Por ejemplo, un rey Ahom llamado Suhummung abrazó el hinduismo y cambió su nombre por el de Svarga Narayana.
Shankaradeva, nacido en el seno de una familia bhuya, fue responsable de la transformación de la sociedad asamesa en muchos aspectos. Renunció al mundo, viajó por todas partes, se empapó de las enseñanzas y las culturas de otras regiones y, finalmente, regresó a su país para dar un nuevo mensaje de vishnuismo. Esto, naturalmente, debilitó la fortaleza de las sectas y los grupos comprometidos con el tantrismo y los diversos tipos de adoración de Shakti. De hecho, la suya fue una protesta clara e inequívoca contra el dogma, las supersticiones y las prácticas rituales ciegas que entonces prevalecían en el templo de Kamakhaya y sus alrededores.