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EL TEATRO TRADICIONAL DE INDIA - Múltiples Corrientes
Por Dra. Kapila Vatsyayan
YATRA
Parte I
Bengala y Orissa, como ya hemos tenido ocasión de subrayar, son componentes importantes de las múltiples corrientes de la cultura india. Orissa ha sido el hogar de muchas culturas primitivas. Los monumentos de Khandagiri y Udayagiri son buenos ejemplos de estos desarrollos. También se sabe que las tradiciones jaina fueron ricas y sostenidas y que el budismo tuvo una larga y floreciente historia. Los monumentos medievales de Bhuvanesvara, Puri, Konarka hablan de las ricas y variadas tradiciones arquitectónicas y escultóricas. Fueron patrocinadas por reyes y príncipes, pero también fomentadas por la variada cultura tribal y aldeana. Hoy se reconoce el mosaico de tribus y grupos étnicos y su papel en la construcción de la cultura regional. Los Saoras y los Paikas han mantenido tradiciones que de otro modo se habrían perdido. Del mismo modo, Bengala ha sido pionera de muchos movimientos en la India antigua, medieval y moderna. También presenta la misma imagen de una sociedad con múltiples capas en la que muchos grupos étnicos han desempeñado un papel importante. Las dinastías medievales de los Palas y los Senäs han dejado tras de sí valiosísimas piezas de escultura india. La influencia de Bengala en las culturas de las zonas adyacentes, sobre todo Bihar, Orissa y Nepal, es bien conocida: su cultura tribal ha fomentado formas como el Chau de Purulia, que tiene grandes afinidades con formas análogas de Bihar y Orissa. Las sociedades tribales de Bengala, Bihar y Orissa también tienen mucho en común.
Todo esto y mucho más debe tenerse en cuenta al examinar una forma aparentemente sencilla pero vital y popular como el Yatra. Puesto que los contornos de este paisaje espacial y temporal son conocidos y están adecuadamente delineados, no nos hemos detenido aquí en ellos con detalle. Valga también llamar la atención sobre el hecho de que estas regiones han sido siempre el hogar de muchos grandes escritores de la tradición sánscrita y que entre los siglos X y XVI hubo tanta actividad en la lengua sánscrita como preocupación por las nuevas lenguas emergentes que finalmente llegaron a ser reconocidas como maithili, bengalí y oriya.
En el contexto de Raslila, Ankia-nata o el Bhaona hemos llamado la atención sobre el patrimonio lingüístico y cultural común de Bengala, Orissa, Bihar, U.P. y Assam. Hemos visto cómo el asamés, avadhi, bengalí, gujarati, maithili, oriya y rajasthani evolucionaron a partir del apabhralilsa y el laukika. También hemos intentado identificar los rasgos más destacados del movimiento vishnuíta panindio de la India medieval, responsable en gran medida, aunque no exclusivamente, de la movilidad de las ideas y las expresiones artísticas.
Esta ascendencia común proporciona un telón de fondo continuo para el desarrollo de géneros literarios y teatrales en varias partes de la India, entre los siglos XIV y XVIII. Estos desarrollos medievales siguen teniendo vínculos con la tradición sánscrita en el norte y el este de la India, así como en el sur del país.
Mientras que en las zonas occidentales del norte y el este de la India se observa un influjo generalizado de movimientos similares, Bengala, Orissa y Bihar forman un macrogrupo especial en el que fueron contemporáneos muchos desarrollos paralelos. De hecho, en el periodo que se ha identificado aproximadamente como el periodo bengalí medio (1350-1800) y el periodo posterior al Ganga o al Sarala de la literatura oriya, hubo mucha interacción e influencia mutua. Los movimientos religioso-sociales, los géneros literarios y las expresiones artísticas eran similares a pesar de los respectivos rasgos distintivos de cada región y forma artística.
Los Yatra de Orissa y Bengala son ejemplos destacados de esta afinidad y carácter distintivo. Mientras que la forma se considera puramente folclórica y rural en el contexto de Orissa, hoy en día en Bengala ha recuperado el estatus de un teatro semiurbano altamente profesional que ha hecho serias incursiones en los recientes desarrollos del teatro moderno.
Los orígenes del Yatra oriya o bengalí son confusos y el debate ha estado lleno de controversias y opiniones muy divergentes.
No es necesario ni productivo para nosotros trazar la historia de estas controversias. Sin embargo, es pertinente señalar que, a pesar de las opiniones opuestas, todos los historiadores y críticos literarios han llamado la atención sobre la mención del Yatra en el Natyashastra y también han atribuido los comienzos de la representación dramática en Bengala, Bihar y Orissa al Gita-Govinda de Jayadeva. También han coincidido en que durante los siglos XV y XVI surgió una lengua poética distinta llamada brajabauli, cultivada exclusivamente por los poetas líricos vishnuítas. Hemos visto cómo Shankaradeva (1449-1568) utilizaba esta lengua y qué vínculos tenía con Mathura y Vrindavan. En Bengala, Orissa y Bihar también hubo muchos poetas y escritores vishnuítas que utilizaron esta lengua. Entre ellos son bien conocidos los nombres de Umapati y Vidyapati de Mithila.
Aunque la mayoría de los eruditos no han llamado la atención sobre este hecho, es importante recordar que todos estos desarrollos en lenguas regionales y estilos artísticos coexistieron con la actividad continuada en lengua sánscrita. Hemos observado un fenómeno similar en el contexto de las regiones de Kerala, Andhra y Karnataka. Así, mientras que la actividad en sánscrito constituyó una línea de crecimiento, las lenguas regionales fueron una segunda línea paralela que sólo se superpuso y no borró las tendencias anteriores.
A primera vista, la forma que normalmente se denomina teatro de procesión puede parecer que no tiene nada que ver con estos desarrollos. Pero, de hecho, su crecimiento se ve influenciado por estos desarrollos multidimensionales en la literatura y otras artes. Las numerosas convenciones del Yatra proceden directa o indirectamente de convenciones del teatro sánscrito. De hecho, su estructura básica es una continuación de la tradición sánscrita, aunque su crecimiento posterior ha sido claramente regional. En Orissa, Vidyadhara escribió su Ekavali y Govardhana Acharya su Arya Sapta Sati en sánscrito: los críticos y teóricos siguieron floreciendo hasta llegar a las destacadas personalidades de Vishvanatha (s. XIV-XV), el escritor del Sahitya Darpana, y Samanta Chandra Shekhara, el autor del Siddhanta Darpana. La representación de obras sánscritas era conocida tanto en Bengala como en Orissa, y tenemos referencias de la puesta en escena de Uttara Ramacharita y Malati Madhava de Bhavabhuti en Bengala y Orissa. Es posible que Prabodhachandrodaya, que influyó en Shankaradeva, se escribiera en Orissa, y Anaragharaghava, de Murari Mishra, fue la primera obra en ciclo sobre el tema de Rama. En Bengala hubo una actividad similar. Naturalmente, el Yatra debió de inspirarse (como sus homólogos de otras partes de la India) tanto en la tradición sánscrita como en las formas artísticas regionales. Este hecho resulta evidente al analizar su material literario y su forma y técnica artísticas.
En Bengala existía una forma de canto llamada charya que fue popular entre los siglos IX y XII. Los comentarios sobre el Amarakosha mencionan su existencia y algunos fragmentos de éstos se citan en las chapas de cobre. El lenguaje de estos cantos se aproxima a avattha y se considera que son una creación de sectores de la población seguidores del budismo mahayana. Hay referencias a un Buda nataka y a algunos instrumentos musicales. Aunque no se pueden hacer deducciones definitivas a partir de estas pruebas, está claro que se trataba de un tipo de drama musical que posiblemente predominó entre los siglos IX y XII. Durante el mismo periodo, los Charya padas (colección de poemas místicos) también fueron populares en Orissa. Desde los primeros tiempos Orissa fue un gran centro del budismo: La literatura y la arquitectura, la escultura y la pintura oriyas revelan claramente esta influencia no sólo en la India antigua, sino también en la medieval.
Mientras que los Charya padas y los dramas basados en temas budistas pueden haber proporcionado un terreno fértil para desarrollos posteriores, los verdaderos cimientos de la actividad poética, musical y dramática fueron proporcionados por el Gita-Govinda en los tres estados de Bihar, Orissa y Bengala. Su efecto único y abrumador no se limitó a estas regiones, sino que se extendió a Andhra Pradesh, Rajastán y, mucho más tarde, Kerala. A diferencia del Shrimad Bhagavata y otros Puranas, introdujo un elemento dramático en la narración. Radha, Sakhi y Krishna forman personajes de un drama a pesar de la forma lírica con interludios musicales y pasajes puramente descriptivos. Ya hemos visto su importancia, aunque oblicua, en la configuración de la forma Raslila y la influencia de la forma prabandha en las composiciones poéticas de todas las lenguas del sur de la India. El impacto del Gita Govinda, tanto desde el punto de vista del contenido como de la introducción de un nuevo estilo de composición poética en el que la música y la danza formaban parte integrante, también ha de considerarse en el contexto de algunos estilos de canto y recitación que eran populares tanto en Orissa como en Bengala. Entre ellos, los más significativos eran las composiciones chautisa de Orissa y las canciones de los Siddhacharyas de Bengala. Después del Gita Govinda, las nuevas composiciones poéticas en bengalí, oriya y maithili siguieron el tipo de composición literaria prabandha y aparecieron muchas imitaciones y traducciones del Gita Govinda en estas lenguas. Sólo en Orissa aparecieron casi media docena de traducciones: entre ellas, las versiones de Dharanidhara y Vrindavanadasa (1507-1589) fueron las más populares. Este último también proporcionó la melodía musical frugal y el ciclo métrico (tala) a la manera de Jayadeva.
Umapati (1324) y Vidyapati (1403) en Mithila siguieron de cerca el modelo del Gita Govinda de Jayadeva. El Parijataharana de Umapati se basaba en un tema puránico popular en toda la India durante el periodo medieval. Lo presentó en una estructura dramática de letra musicalizados, capaz de una representación teatral. Vidyapati (1380-1460) escribió el Gorakshavijaya, que también era una obra musical, siguiendo el mismo modelo.
En Bengala aparecieron las obras de Badu Chandidasa (nacido en 1408) que seguían de cerca las tradiciones musicales del Gita Govinda. Sri Krishna Kirtana se basa libremente en el Shrimad Bhagavata Purana y el Mahabharata para su contenido, pero la historia se presenta a través de diálogos musicales de tres personajes, a saber, Krishna, Radha y una anciana, Badai. Este patrón de trío es una composición dramática y casi se convierte en estándar en la escritura medieval y la presentación teatral.
Sin embargo, es interesante observar que, aunque la forma prabandha era igualmente popular en muchas partes de la India, el rasa o rasaka, de la que hemos hablado en el contexto de la Raslila, era más bien insignificante en Bengala y Orissa. Sólo un poema solitario de Krttivasa escrito en idioma brajabauli fue llamado raso o rasa.
Paralelamente se desarrollaron las formas en prosa; éstas eran las homólogas de las formas vachana del sur de la India y se denominaban vachanika. Eran el vehículo de narraciones en prosa basadas tanto en mitos y leyendas como en historia y crónicas. La contribución de Sarala Dasa (s. XV) a la literatura oriya y a la actividad dramática en este sentido sólo fue superada por la influencia de Jayadeva. Él tradujo el Mahabharata al oriya, que era la lengua común del pueblo. Dio a muchos episodios del Mahabharata un giro que los impregnó de relevancia contemporánea y un propósito didáctico. Le siguieron otros. En Bengala, Paramesvaradasa escribió el Mahabharata en una fecha ligeramente posterior.